domingo, 31 de enero de 2016

lunes, 11 de enero de 2016

jugando

https://youtu.be/WqM2wiUQC_c

cuento veracruz


FANTASMAS





El día que Casiopea cayó inconsciente, las luciérnagas la ayudaron a despertar. Era una noche de fina lluvia y cielo negro, plomizo, sin estrellas ni luna . En la carretera no se veía más que la luz proyectada por los focos de la combi. No se oía nada más que los cantos alegres de los pasajeros, seis amigos que regresaban de Jalcomulco, de recorrer sus bosques y cascadas. Como de costumbre, en linea recta Casiopea rodaba más rápido y en las subidas con mucho sacrificio. La carretera variaba entre rectas y curvas que hacía que el vehículo-tortuga fuera muy concentrado en el trayecto.

De pronto Casiopea cerró los ojos, todo quedó en negro, pero los volvió a abrir, aminoró la velocidad para no cometer ninguna imprudencia. Quizás fue la lluvia que la arrulló mientras la refrescaba. No podía volver a quedarse dormida de esa manera. El agua mojaba su parabrisas y los abanicos de goma hacían su trabajo para escurrirla y dejar bien limpia la visión de la tortuga. La conductora iba preocupada, la falla de luces era la segunda señal que daba el vehículo, la primera había sido que al encender el swich sonaba el claxon y la tercera señal fue que se detuvieron por completo los limpia parabrisas, complicando la visibilidad del camino. Era una curva cerrada y peligrosa, los tripulantes procuraron empujar la combi hasta dejarla en un costado de la carretera, y procedieron a tomar las linternas para anunciar que allí estaban detenidos.

La solución más eficaz y económica, considerando la ausencia de mecánicos a esa hora y el precio posible de una grúa, era quedarse a dormir en la carretera. El primer carro que pasó dio informes que descartaron aquella idea de descanso paciente: en ese mismo sitio ya se habían descubierto varios accidentes extraños relacionados con el tráfico de sustancias ilegales. De inmediato un tripulante de la combi se subió al taxí y fue de camino a un mecánico conocido en la zona inhabitada, con cierta fe ciega de que estuviera dispuesto a sanar a Casiopea. A los pocos minutos regresó con aquel señor misterioso y de pocas palabras, que escogiendo con seguridad sus herramientas reparó de inmediato el problema inusitado. Entre los nervios y la celebración de aquella bendita solución , los amigos se distrajeron y cuando voltearon para ver al mecánico, éste ya iba caminando veinte pasos delante, rodeado de un halo de luciérnagas y allí en la curva se desdibujó por completo.

cuentos guate




SINÓNIMOS



Para Roman,

Panajachel, enero 2016





Román tenía diez años cuando se murió la primera vez. Su amigo Jorge lo obligó; tenía que presionar sus dedos durante un tiempo en dos puntos específicos sobre la yugular y esperar. El niño se quedó tumbado hasta que las patadas de su amigo lo introdujeron nuevamente a la realidad. A partir de aquel día supo que podía morirse cuando quisiera. Salía de su cuerpo y se veía desde afuera, recorría todo lo que quería y regresaba tranquilo. El truco era dormirse y pensar que llevaba los brazos extendidos hacia adelante, los puños cerrados, en posición de volar como ahora vuelan los súper héroes. Al crecer no tardó en decidirse por ser un aviador. Sobrevolaba la tierra,le gustaba verla deslizarse lenta a sus pies, le gustaban los humanos alejados y pequeños como hormigas, le gustaba, también, estar más cerca de los pájaros. Morirse y volar eran para él dos sinónimos que lo tildaban de loco. Pero ¿ cómo podían no ser sinónimos?. Román exigía que la posición dentro de un ataúd no debía ser con los brazos cruzados sobre el pecho, sino extendidos hacia adelante, los puños cerrados, en posición de volar como ahora vuelan los súper héroes.







































ARRIBA EL NORTE



Si el mundo está, como ahora está, patas arriba,

¿no habría que darlo vuelta, para que pueda pararse sobre sus pies? “

Eduardo Galeano





¿Qué tan difícil puedes ser comprender que los puntos cardinales se encuentran de manera horizontal?

Aunque usted no lo crea, puede llegar a ser muy complicado, tan complicado que por esta razón me encuentro escribiendo esto ahora, para calmar mis ansias de devorar vivos a aquellos porfiados que no lo comprenden.

Me considero una persona calma y tolerante, aunque mis amigos cercanos no lo puedan comprobar. Sin embargo hoy me hallé nuevamente hablando con este hombre que no quiere entender lo obvio. Para mi mayor sorpresa, se le sumaron otros cómplices, que de igual manera contradecían todas mis teorías de desorientación del norte.

  • Si el sol sale por el este y se pone por el oeste, eso quiere decir que en la línea perpendicular que une estos dos puntos, se encuentran el norte de un lado y el sur del lado opuesto- afirmaba yo con seguridad mientras indicaba correctamente con mi índice, el lugar donde amanecía. - Esto explica el por qué el norte no está arriba ni el sur abajo.

De esta manera trataba yo de demostrarles la tontería de aquella manía anglosajona y centralista de poner a los planisferios colgados sobre una pared y con el norte hacia arriba.

  • Si el norte estuviera arriba, las estrellas estarían en el norte- argumentaba yo perdiendo la compostura -pero, para leer cualquier planisferio correctamente, se debe colocar sobre una mesa, de manera horizontal!!



La gente se comenzaba a reunir a nuestro alrededor participando abiertamente de esta discusión con la cual yo llevaba las de perder. Quien sabe si el alcohol o la ignorancia hacían que nadie me pudiera comprender. Para ellos el norte estaba arriba mientras que para mi se encontraba horizontal. En aquel entonces yo viajaba por el mundo, dirigiéndome al sur desde México y se me hacía fácil y curioso provocar a la gente diciéndole que “iba para arriba”. A partir de aquella noche me prometí que sería la última vez que me permitiría bromear con los puntos cardinales. Juan se llamaba el necio que convenció a todos de que la loca era yo, de que el norte se halla arriba. Cuando ya hubo como unas diez personas dentro de la discusión (ninguna de ellas a mi favor) y yo ya estaba roja de rabia, invocando a Joaquín Torres García y gritando desquiciada, sucedió lo que jamás hubiese imaginado, entendí todo: la necia, siempre había sido yo.

Guatemala




    Casiopea sabía que todo aquel cablerío a un lado de la carretera había sido puesto para enredar la inocencia de los niños campesinos, que volaba aferrada sobre los barriletes.

Se preguntaba si en todas partes del mundo habrían tennis colgando del tendero eléctrico.

  • No creo que la geografía se haya inventado para reprimirnos dentro de una sola patria.

En las carreteras de Guatemala las praderas están vestidas, porque la gente deja secar su ropa al sol sobre la grama.

  • Las mujeres y los campos están hechos con pedazos de acoíris.

Cada detalle en su vestimenta ha sido consciente, desde la combinación de los colores en el listón de sus trenzas hasta la cinta bordada con que rodean su rostro, la faja con la que amarran la falda y el huipil, todo ellas lo han convinado naturalmente, sin que la estética internacional ni los diseñadores de París intervinieran en sus intereses de embellecer el paisaje con sus sola presencia.



En Guatemala las mañanas son sonoras, los pájaros cantan y entre los callejones de Panajachel, las mujeres echan tortilla, se escuchan retumbar sus aplausos, taca taca taca taca taca taca.

Aquí cada momento del día lleva su sonido y su aroma. La noche la usurpa una flor que con su fragancia envuelve todo el lugar en una nebulosa de aromas.




viernes, 1 de enero de 2016

la historia de nuestra combi


C A S I O P E A

AVENTURA SOBRE RUEDAS”



Casiopea nunca fue una tortuga normal. Vivía con su familia en un estanque muy pequeño y siempre andaba cambiando las cosas de lugar y vistiendo a sus hermanos con diferentes atuendos para hacer de cuenta que viajaba por distintos lugares. Su mamá le había contado la historia de Manuelita, de María Elena Walsh, una tortuguita que se fue hasta Peguajó a buscar a su tortugo. También le contó la historia de “El hombre y la tortuga gigante”, de Horacio Quiroga, donde una tortuga salva a un ser humano. Además su mamá le había puesto su nombre en honor a la tortuga de "Momo", un cuento de Michael Ende, donde Casiopea ayuda a Momo a salvar a los hombres buenos y humildes de los hombres grises, que querían robarse el tiempo de esta gente. Por todo lo que le habían contado, ella tenía ganas de vivir hazañas de esta índole. Pero el estanque ya le quedaba chico y se le habían agotado las ideas para viajar en círculos, entonces decidió partir y dar la vuelta al mundo.

Su papá le mandó bordar una mochila que decía "recorriendo el mundo", su mamá le preparó unos cuantos sándwiches y un día que todo estaba listo se armó de valor y partió.

Un hada mandarina que por allí pasaba, al verla tan pequeña e indefensa, recordó aquel conjuro que usó con cenicienta en el cual transformó una calabaza en carruaje, entonces apuntó con su varita mágica a la tortuga y Casiopea se convirtió de inmediato en una camioneta Volkswagen. El hada mandarina apuntó con su vara a los dos pajaritos que observaban en unos cables y los convirtió en dos choferas humanas. El hada mandarina se fue satisfecha silbando alegremente y se evaporó en el aire. Casiopea no tuvo tiempo de darle las gracias y comenzó a viajar. Iba a ser difícil como tortuga (en un mundo dominado por humanos, carros , fábricas y carreteras) el dar la vuelta al mundo, pero convertida en combi todo seria mucho mas fácil. El hada mandarina no tenía mucha experiencia de magia con tortugas y se le olvidó quitarle la velocidad lenta en el conjuro, así que Casiopea siguió al mismo ritmo que la caracterizaba como tortuga. Ella recordaba todos los cuentos que su mamá le leía, había uno para cada ocasión, el que más le gustaba era la fábula de la liebre y la tortuga donde una tortuga le gana una carrera a la liebre. Así es como Casiopea aprendió que dar la vuelta al mundo no era una cuestión de velocidad sino de felicidad.



Los pájaros y las lagartijas jugaban a atravesarse en su camino.

En ocasiones se detenía a ver todo tipo de aves y mariposas de colores.



Se entristecía por los insectos que morían en su parabrisas.

Habían veces en que le gustaba tanto un lugar que ya no se quería ir.

Podía pasar muchos días sin bañarse hasta que la obligaban.

Habían lugares muy fríos donde se enfermaba y tenía que ir al doctor

Había otros donde hacía tanto calor que no se quería mover..

Viajando por el mundo vio todo tipo de animales: tortugas marinas, monos, toros, águilas, loros y policías.

Le atemorizaban los militares que apuntaban con sus ametralladoras.

A veces las vacas y los borregos que soñaban viajar como ella, le preguntaban como había hecho para convertirse en Combi



En las bajadas se dejaba llevar por el viento.

Habían caminos en que el viento era tan fuerte que ella se quería convertir en cometa.



De pronto le aterrorizaban las alturas.

A veces las subidas eran tan empinadas que había que ayudarla.

Otras veces disfrutaba sentir que iba entre nubes.

Algunas noches paraba a dormir en medio de la carretera para ver las estrellas en el firmamento.

Casiopea no comprendía cómo era que no condenaban a los vándalos cristianos que se dedicaban a rayar salmos bíblicos sobre las piedras de las montañas.

Cansada podía dormir varios días sin parar.

Los adultos amargados le gruñían al pasar a su lado.

Las viejas montañas para entretenerse le lanzaban piedras.

A veces encontraba compañía como ella o trepaba en su caparazón a amigos que HACÍAN música.

Iban cantando y silbando canciones o inventando versos.





Pasaba el tiempo y sus papás le preguntaban en las cartas: ¿a dónde vas Casiopea? ¿Cuándo vuelves? Nerviosa, mientras pensaba como responder aquella interrogación tan complicada y recurrente, tomó un globo terráqueo para especular dónde estaría pero torpemente se le cayó de sus manos y le fue rodando por el suelo. Al verlo rodar y rodar se le ocurrió una idea. ¿Que tal si en lugar de dar la vuelta al mundo, daba vuelta el mundo?. Entonces marcó su rumbo: -el sur- e inmediatamente dio vuelta el mundo, colocó el norte hacia abajo y el sur hacia arriba. Y sin desanimarse respondió la carta a sus papás y continuó su viaje subiendo sin prisa hacia el Sur.


cuento de morelia


Para Fernanda y Daniel.

Morelia, julio 2015.





“El pie del niño aún no sabe que es pie

y quiere ser mariposa o manzana (….)”



Al pie desde su niño. Pablo Neruda.





LOS ZAPATEROS ZAPATEADORES





Ellos se sentaban a esperar en los parques a que la gente se les acercara, o salían tras los zapatos más necesitados para darles el servicio merecido. “Zapatero”, anunciaba un cartel pintado sobre un triplay en el suelo. A un lado se hallaba el pie sobre donde hacían la tarea de martillar los zapatos en reparación, al otro lado una bella muchacha zapateaba mientras nadie les solicitaba su trabajo, junto a ella su novio cosía una suela con mucha facilidad.

La zapatera zapateadora comenzaba a bailar con los señores que estaban sentados en las bancas y luego de aquella chispa de vida regalada, procedían a bolearse los zapatos o a reparar aquel agujero que enseñaba el dedo gordo del pie hacia más de veinte años. Los ancianos que bailaban con ella, al colocarse los zapatos acondicionados por él, se largaban bailando y zapateando como si la edad no les doliera en el cuerpo.

Los zapateros zapateadores tenían una teoría transmitida de generación en generación: los pies, antes de andar por el suelo caminando, volaban en el cielo. Sólo tenían permitido volar en el día, les decían que la noche era peligrosa; animales malignos aprovechaban la noche para hacer de las suyas. Los pies respetaban mucho las leyes. Los obligaban a andar con calcetines, medias o zapatos y los pies sólo se desnudaban para hacerse la pedicure. Era obligatorio usar talco. Otra regla de convivencia era que las medias del mismo color estuvieran separadas, en diferentes barrios.

El gran problema surgió cuando a la media naranja, por culpa de los medios de comunicación, le dio por buscar a su media naranja. Se fue de barrio en barrio para encontrar su par hasta que lo halló. Se armó tal escándalo en aquella sociedad moralista de pies, que les hicieron un juicio donde les decretaron pena de muerte. Esa misma noche las medias naranjas planearon un escape forzado, vencieron sus miedos y comenzaron a volar en la noche. No podían creer lo que veían, el cielo estaba tapizado de unos diamantes que formaban figuras en el firmamento y contaban historias. También conocieron la luna, les tocó una uña fina, un párpado cerrándose. Las medias naranjas se quedaron horas mirando la luna, no podía ser aquello un monstruo maligno, los habían estado engañando para que no conocieran la realidad, los secretos de la noche. Se durmieron contemplando el cielo y al despertar decidieron revelar aquel secreto a toda la sociedad de pies. Se quitaron las medias para que no las reconocieran y gritaron la verdad acerca de la noche por todos los barrios.

Aquel que creaba las leyes para los pies estaba desconcertado, su mundo estaba fuera de control. Tras consultarlo con su médico de cabecera llegaron a una conclusión, a los pies desnudos los castigarían quitándoles las alas, condicionándolos a vivir sobre la tierra de por vida. A los demás pies les recetarían unas pastillas para borrar los recuerdos. La orden fue dada y ejecutada. Aquel que creaba las leyes quiso dormirse hasta que el trabajo sucio estuviera terminado. Al levantarse, su médico de cabecera le informó de la rebelión, todos los pies se habían quitado sus vestuarios para exigir que se les permitiera volar por la noche. Los súbditos de su señoría (aquel que creaba las leyes) hicieron caso omiso a la orden que les fue dada y castigaron a todos los pies desnudos, por consiguiente ya no habían más pies en el reino. Todos estaban sobre la tierra caminado descalzos.

Aquel que creaba las leyes estaba deprimido y desconsolado porque no tenía a quien dominar, entonces decidió que trataría de hacer lo posible para que los pies tuvieran problemas sobre la tierra: inventó los cayos, los juanetes, la uña encarnada, pie de atleta. Enviaba a su médico de cabecera como infiltrado a la tierra para ofrecer estos medicamentos intervenidos para hacerle mal a los pies. -Ya regresaran solos – pensaba – cuando se den cuenta que es más difícil vivir libres y desnudos.

Muchos pies desearon regresar, estaban enfermos, los dedos gordos se hinchaban más y se ponían colorados, estornudaban y tosían porque no tenían como abrigarse. Pero los pies que antes llevaban las medias naranjas los convencían de resistir, hicieron un pequeño taller de zapatos para los climas fríos y dieron talleres para tejer calcetines de lana. Pero la población crecía desmedidamente y todo comenzaba a salirse de control también en la Tierra. Los talleres ya no daban abasto, entonces inventaron una fábrica de zapatos y otra de calcetines. Todo se industrializó y comenzó a llenarse de humo y trabajos forzados. Pero ningún pie regresó al cielo, ya no supieron volar sin alas. Pocos pies veían la noche, el frío los hacía cubrirse hasta las narices. Pocos pies se atrevieron a mojarse en los ríos o en la orilla del mar, les daba pudor desnudarse y que los vieran.

Fernanda y Daniel no podían permitir aquella soledad de los pies -Los pies fueron hechos para volar por la noche- decía ella – no para estar encerrados en la tierra o en el cielo.

-Hay que devolverles la gracia y la libertad- completaba el zapatero.

Por eso hasta hoy se los ve, por el mundo caminando con sus bolsas de herramientas, reparando calzados, reparando pisadas y pies con algunos pases mágicos que los abuelos les enseñaron.














textos y fotos atrasados






MICHOACÁN



N idos que son notas marcan

pentagramas del camino

sólo cables unen pueblos

en este incierto destino



notas que caen en tormentas

son pájaros que nacían

ya sus alas no crecieron

siempre desaparecían



en el margen de la ruta

se escribe con tinta roja

ya no le caben más letras

a este cuaderno sin hojas



la muerte de un niño pobre

suena en un corrido viejo

en este lago está lejos

nadie vive que la cobre



no hay cupo en el inframundo

por tanta muerte inocente

entre fútbol y novelas

nos hipnotizan y mienten



Quería tomar las hojas de los árboles, había un montón de árboles diferentes. Tan sólo en Oaxaca habían muchísimos. Aquellas hojas las metería en un libro de hojas blancas de papel, las hojas con las hojas. Apuntaría exactamente que clase de árbol es , porque quería recordar cada nombre y cada fisionomía de los árboles de Latinoamérica. Comenzando por la Ceiba, el árbol sagrado de los mayas, que se cambia el nombre en Oaxaca y se llama Pochote, y usan su algodoncito para fabricar papel. Dicen que ese viejísimo árbol tiene, de joven, las espinas en su tronco para protegerse de la mega fauna que por allí se paseaba, en los viejos, viejos tiempos. Junto a la hoja de la Ceiba dibujaría un Gliptodonte, que quién sabe cómo eran.
La morera, de cuya hoja se alimentan los gusanitos de seda, junto a esa hoja dibujaría también las hilanderas de seda y conseguiría un capullito blanco para anexar a la imagen, para recordar cada detalle de aquellas sabias presencias arboladas.
El árbol del algodón no podría faltar en el libro, tampoco el proceso de la fabricación de papel con su fruto deshilachado, suave y blanco.
También dibujaría el palo mulato, aquel árbol que le dicen el árbol del turista, porque pierde su corteza, (igual que el turista se descascara por el sol) y cuya corteza sirve para curar la diarrea.
El Copal, árbol con el que hacían los alebrijes, seres mitológicos, atraídos de lo más profundo de la imaginación, pintados con tantos colores como detalles tuvieran.
Los órganos también los dibujaría, no podría pegar la hoja porque sólo tiene espinas. Son unos cactus largos y altísimos como los órganos de pipas de las iglesias. También ella quisiera tomar, por ejemplo, aquel parásito llamado grana cochinilla, que es blanca y se posa en el poro de la espina y cuando uno lo apachurra con la mano se torna rojo, como si uno se hubiera pinchado con una rueca y brotara sangre del dedo. Con ello tiñen tejidos como seda, algodón, lana y también el papel. Va a necesitar ilustrar todo aquello que no tiene hojas y luego va a seguir caminando de una geografía a otra para llenar todas las hojas blancas de aquel libro, con hojas de colores.




sancristobal y textos d otros lados




Mazateca

La gente que vive entre las nubes sabe volar, sabe querer, sabe escuchar. Por eso las nubes bajan a vivir con ellos en la Sierra, las nubes elign a quien contarles sus secretos.

México

País de tapices: mango, piña maíz, plátano, hongos de colores, aguacatales, frijol, café, desierto, selva, mar....
Toda su extensión es un gran tapete colorido, es su cáscara protectora entre tanto gusano que lo quiere devorar

Fela

Fela era arqueóloga. A veces se ponía a pensar en lo triste y aburrida que podría ser la vida de un arqueólogo del futuro y en un museo con vitrinas que expongan viejos pañales en degradación, botellas de coca cola y recipientes de unicel.

Estamos en Guatemala!




    Casiopea sabía que todo aquel cablerío a un lado de la carretera había sido puesto para enredar la inocencia de los niños campesinos, que volaba aferrada sobre los papalotes

Se preguntaba si en todas partes del mundo habrían tennis colgando del tendero eléctrico.














 
 
Al migrante

La nostalgia es como el agua
nada sólida,
transparente,
volátil.
Suele ser fría,
suele estar recorriendo todo nuestro cuerpo,
debemos beberla para sobrevivir .
Podríamos sobrevivir sin alimentos durante un tiempo,
pero no sin la nostalgia.

Los sueños son como el fuego,
arden,
hipnotizan, se transforman.
A veces queman y duele.
A veces abrigan,
sólo con agua se calman.
Los sueños encienden más sueños
donde las ramas secas yacen.
Las encienden porque no quisieran terminar así,
tumbados,
y saben que si así estuvieran
sin más esperanza que reintegrarse al suelo,
rogarían una chispa cualquiera
que los regrese a su forma amada,
a su trabajo de hacer combustión
para que tantos motores continúen andando.

A veces la nostalgia,
al ver tantas flamas,
se acerca y quiere apagarlo todo

Por eso se me ocurre decirte:
no te enojes con el agua ni te olvides jamás del fuego.
Que tu nostalgia lleve de la mano una chispa
y que tus sueños carguen siempre una cucharita con agua.
Para Eduardo, Marco y Griselda.
Ixtepec- Arriaga, octubre 2015



Hoy te descubrí en tu viaje
hoy te encontré en tu huida
te conocí en la salida
buscando un nuevo paraje
casi no traes equipaje
más que tu imaginación
que nutre tu corazón
mostrándote cosas bellas
como el cielo y las estrellas
desde el techo del vagón

tus nostalgias son como agua
y tu gran sueño es de fuego
a veces te deja ciego
muchas frustraciones fragua
que a ti no te falte agua
su te sientes en prisión
tararea esta canción
mientras estés en las vías
recuerda el sueño que ansías
libertad, paz y pasión

fuego y agua de la man
forjarás tu anti- destino
porque en el duro camino
necesitas de un hermano
mujer, joven, niño, anciano
que encuentres en la protesta
descubrirás con modestia
que son como tu familia
en la tierra que te exilia
que grita como una bestia

si algún día ves que cesa
aquella luz con que brillas
recuerda que eres semilla
que siempre trae la certeza
como enterrada proeza
que la lluvia mojará
y pronto despertará
aquella raíz dormida
para crecer de por vida
sin dejar la vista atrás


ixtepec y arriaga, chiapas, mexico

Este cuento surgió en el Festival de la Bestia, donde tuvimos oportunidad de compartir con los migrantes unos días




Ixtepec, Arriaga, 10/15

Para Dayana, Angelito y Denis que me contó que en la luna vive un pescador,

y para todos los niños que nacen migratorios:





Tony era un niño muy pequeñito, fino como un palillo, moreno como el café y dulce como una guayaba. Nació en un lugar de Honduras donde a los hombres les gustaba mucho hacer percusión con cualquier cosa que sacara sonido y a las mujeres les gustaba bailar en cualquier lugar donde los sonidos de la percusión las atraparan para mover sus caderas.

Antes de hablar Tony aprendió a reír y tanto fue así que la risa de este niño rebotaba en las paredes y golpeaba a la gente contagiándoles aquel bonito vicio.

La casa donde él vivía con sus papás era más pequeña que Tony, pero de alguna manera cabían los tres y la pequeña Caterina que estaba metida dentro del vientre de la mamá y no ocupaba demasiado espacio.

Un día el papá de Tony trajo una televisión a la casa y la tuvieron que meter a empujones para que entrara en la sala, entonces se dormían los tres más apretados, pero no importaba porque podían pasarse horas viendo aquellos mundos increíbles que la televisión les mostraba.

Fue ahí, en la televisión que el niño descubrió que en la Luna de los Estados Unidos de América había un pescador llamado Dreamworks y decidió que quería conocerlo.

Tony aprovechó una noche en que sus papás estaban como hipnotizados con el televisor, para escabullirse por la ventana y comenzar sus aventuras. Esa misma noche, como quedó más espacio en la casa, Caterina pudo salir de dentro de su mamá y ya no hubo sitio para el pequeño cuando éste quiso regresar por su cepillo de dientes.

El niño tomó rumbo al Norte, no debía ser muy lejos ese lugar que aparecía en pantalla, lo difícil sería subir a la Luna para pescar con aquel tranquilo muchacho.


En un principio se le hizo fácil porque al ser chiquito pasaba inadvertido y podía treparse, sin ser visto, a los camiones que transportaban ganado. Además, como sabía platicar con los animales, le pedía a las vacas que le llenaran sus pomos con leche y así siempre estaba bien alimentado. Caminaba mucho, dormía sobre los árboles y comía lo que se encontrara. A veces pasaba mucha sed, porque el sol por aquellos lados es muy fuerte y a uno se le sale toda el agua por la transpiración de la piel.

Cierto día una golondrina, Marina, se puso a platicar con Tony. Le contó que ella ya estaba aburrida de migrar siempre volando y viendo todo desde arriba, le confesó que había decidido conocer como migraban los hombres como él, es decir, caminando. El niño le preguntó entusiasmado por un bonito anillo que ella llevaba en su pata y Marina muy orgullosa le contó que se lo habían colocado unas personas que se dedicaban a cuidarlas y a seguirles el rastro en su ruta migratoria. La sonrisa del pequeño se desdibujó – A mi nadie me cuida, ni nadie me sigue el rastro- pensó triste. Pero Marina de inmediato se dio cuenta y con carrizo y semillas le hizo un anillo que le colocó a Tony en su dedo índice. Así fue como Tony se convirtió en un “Niño Migratorio” y se hizo esta nueva amiga con la que caminaron muchos kilómetros, hasta que ella decidió continuar volando. Decía que para ella era muy dura la ruta de los hombres migratorios. Se despidieron con mucha angustia, ella le prometió que siempre le seguiría el rastro y le encargaría a sus compañeras que lo cuidaran y la mantuvieran informada de su camino.



Después de andar un rato largo solo, como no sabía bien que caminos seguir, le preguntó a otros caminantes. Al verlo tan diminuto los hombres le decían que era peligroso que fuera solo para allá y le indicaron un lugar donde podía encontrar más gente que iba con la misma dirección. Siguiendo el consejo, Tony se acercó a un grupo grande de gente que se iba para el norte y estuvo hablando un rato con el viejo Juan, un señor que ya había ido cuatro veces “al otro lado” (así también le decían al Norte). El niño le preguntó intrigado, si alguna vez conoció al pescador Dreamworks, el de la Luna, el del televisor... el anciano no lo había conocido, porque siempre había mucha gente haciendo fila para verlo, entonces le propuso al niño de seguir juntos y adelantarse para ser de los primeros en la lista de espera del muchacho.

Tony y el viejo Juan viajaron juntos un buen rato. Una vez tuvieron que cruzar un río, entonces el viejo amarró una larga soga con un extremo a una orilla del río y el otro en una rama del otro lado y cruzaron agarrándose bien fuerte. Se mojaron mucho y se secaron en una fogata donde el viejo Juan le contó de algunas leyendas que existían sobre el Norte.

El pequeñito escuchaba atento mientras secaba sus calcetines en la fogata, a través de los agujeros que ya tenían sus zapatos por tanto caminar.

“Cuentan y dicen que para llegar al Norte y conocer al pescador de la Luna, hay que pasar varias pruebas muy difíciles. Dicen que la única manera de cruzar el gran territorio que nos separa del “otro lado”, es montando a “La Bestia”, una oruga gigante, muy larga y rápida que hace ese recorrido muchas veces, buscando comida y transportando mercancía para la zona en guerra. Pero la zona en guerra es muy peligrosa, allí la gente se alimenta de balas y pólvora cruda. No les importa nada más, por eso la bestia va a llevarles su comida, a cambio de que la protejan de todos aquellos que la quieren matar porque da mucho miedo. Finalmente si se logra llegar hasta el territorio de los Devora Balas, se debe trepar un muro gigante, tan grande, pero tan grande, que mucha gente se regresa y es capturada por los Devora Balas.”



Tony escuchaba asombrado imaginando la aventura en la que se había metido. Después de varios cuentos el niño se quedó dormido mientras el viejo cuidaba al fuego. Al día siguiente nació Papalote. El viejo tomó una caña ya seca y con su machete talló algunas varillas finas que amarró en forma de rombo y finalmente pegó con cinta unas bolsas de plástico de colores, le amarraron un hilo bien largo de un lado y también le pusieron la cola, con moños de la tela de una camisa que ya tenía muchos agujeros. Esa tarde se encontrarían con La Bestia y el viejo ya no se subiría, temía no aguantar como antes, su cuerpo sin fuerzas y deteriorado no podría afrontar más tantos desafíos. Tony tendría que ir sólo con Papalote y despedirse de aquel gran amigo al que nunca olvidaría.



Tony y Papalote se toparon cara a cara con La Bestia, no la habían imaginado tan grande, tan alta, tan fabulosa... las personas que llegaron antes que ellos los ayudaron a subir. Se agarraron bien fuerte a los pelos del animal y cuando empezó a correr la oruga, Papalote se dejó ir bien alto, amarrado a un dedo de Tony para cuando él lo necesitara. Se hicieron muy amigos: cuando llovía Papalote lo cubría, y si hacía mucho sol que curtía la piel, Papalote le brindaba sombra. Ambos reían mucho y sus risas retumbaban en la distancia. Un día de esos en los que hasta al cielo le da por llorar, Tony le confesó a Papalote que le daba miedo llegar al territorio de los Devora Balas y que no sabía cómo iba a subir aquel muro tan alto del que el viejo Juan le habló. Entonces los dos comenzaron a crear una estrategia para pasar al “otro lado”.

Todo sucedería en la noche, debían agudizar su vista en la oscuridad para no llevarse las cosas por delante, ni hacer ruido. Tony correría con el hilo de Papalote, los vientos los favorecerían, y la cometa se elevaría por los cielos hasta que el pequeño también lo hiciera, sujetado fuerte a su hilo. Entonces llegarían al otro lado y buscarían al muchacho pescador y lanzarían una escalera hasta él y cumpliría n aquel sueño.

La noche tan esperada llegó, ambos estaban muy nerviosos, el viento era perfecto, la visibilidad era mala, llovía. Los traga balas andaban inquietos iluminando el muro. A la cuenta de tres Tony comenzó a correr y Papalote se elevó alto, hasta que se le olvidó el miedo. Entonces por primera vez en su vida, el pequeño Tony comenzó a volar amarrado del hilo de su amigo. Fue tanta su felicidad que comenzaron a reír y su risa a retumbar... y los traga balas los comenzaron a iluminar con focos muy potentes. Papalote hacía lo posible por esconder al niño y fue así como el nylon de Papalote fue atravesado por una bala, pero ya habían cruzado al otro lado. Mientras caían se abrazaban y Tony lloraba mucho mientras Papalote se despedía.



Sin embargo, en un momento la caída se detuvo y comenzaron a subir, lentamente. Tony sintió que algo lo detenía desde su cinturón: era un anzuelo, un gancho gigante de un pescador. El niño siguió con la vista aquel hilo de pescar y divisó en lo alto al muchacho que tanto quería conocer. Papalote y él estarían bien en la Luna. Marina debía saberlo, sino se preocuparía demasiado, entonces Tony escribió un mensaje en un papel, lo amarró a su anillo y lo lanzó al aire...

“Querida Marina: quería decirte que no tienes que preocuparte más por mi, ya llegué con Dreamwork, me quedaré aquí pescando en la Luna.



Tu amigo Tony ”